La Comarca del Condado es rica en tradiciones navideñas. Una de las más características es el encendido de las chamelas en Benimassot. Las chamelas son antorchas de lavanda que la Nochebuena esparcen de la mano de los jóvenes y pequeños su olor y claridad por todos los rincones del pueblo.
Entre los espectaculares parajes naturales que rodean a Benimassot, el barranco de Malafí es un rincón donde se pueden encontrar todas y cada una de las plantas medicinales y aromáticas de la flora mediterránea.
En el barranco de Malafín se desplazan los jóvenes, recorriendo todos los rincones para cosechar de buena mañana la lavanda. Con la corbella van segando la planta y amontonándola en gavillas.
El trabajo artesanal de tejer las chamelas ha estado siempre a cargo de la destreza de los maestros chameleros de Benimassot.
Joaquim Canet y Hilario Ballester entre otros, han trenzado y trenzan la espiga para ser encendida la Nochebuena.
La tradición de esta singular celebración del fuego tiene un orígen tan remoto, que se desconoce cuándo, cómo y por qué empezó, pero lo que es seguro es que la quema de trojas de lavanda se hace para celebrar el solsticio de invierno y el nacimiento de Cristo.
A la espiga se le atribuyen virtudes mágicas. Ha inspirado siempre tranquilidad y pureza. Su fragancia perfuma y aleja de cualquier influencia negativa, y el humo de su combustión, impregna a todo el pueblo en señal de purificación.
El fuego uno de los elementos más importantes de las fiestas populares detiene el avance de la oscuridad, disipa las tinieblas y las oscuras fuerzas de la noche e ilumina las montañas de Benimassot, como potencia fecundadora.
La noche de Nochebuena cuando llega la oscuridad se lleva a cabo un ritual antiquísimo donde se funden la espiga y el fuego.
Con el aroma de la espiga ardiendo por el fuego rojizo y juguetón, los jóvenes invaden con su perfume mágico las calles de Benimassot.
Nuestra mas sincera felicitación a la Sección IES Padre Erques de Benilloba por su Costumari Nadalenc.